Publicado en Contrapunto
Al primer británico galardonado con el Premio Nobel de Literatura, Rudyard Kipling, debemos agradecerle historias como las de El libro de la selva,
que hicieron de nuestra infancia un viaje inolvidable. Ese Mowgli
inmortalizado por Disney, junto a los antropomórficos Baloo y Bagheera,
es una fuente inagotable de lecciones morales y respuestas a las también
inagotables curiosidades infantiles.
Más allá de los poderes sobrenaturales de la gigantesca industria
cultural, cuya bandera es la cinematografía, Kipling vuelve en forma de
libro a nuestras bibliotecas. Un formato mucho más modesto, pero por esa
misma razón más accesible. Así fue como... es un grupo de cuatro
cuentos infantiles que explican cómo el camello obtuvo su joroba, por
qué las ballenas comen peces pequeños, por qué el rinoceronte tiene la
piel arrugada y cómo fue que el leopardo obtuvo una piel plagada de
manchas.
Además del humor y la infinita imaginación que hacen de estos
relatos una oportunidad inapelable para retomar esa tradición de leer
un cuento antes de dormir, el propio Ruyard Kipling ilustra este libro.
Bajo la serie Los Siete Mares, la Fundación Editorial El perro y la Rana
trae de vuelta la palabra amorosa y fecunda de uno de los escritores
ingleses más leídos de la historia. “Hace mucho tiempo, mi niño querido,
vivía en el mar una ballena que comía peces” es la primera línea de
esta mágica aventura.
Este libro nace de las historias que Rudyard contaba a su primera
hija, Josephine, tratando de responder con gracia la infinita sed de
conocimiento de su pequeña. Ese mismo Rudyard Kipling es el del poema If (Si), en el que dibuja el buen accionar que debería invocarnos a
nosotros los humanos:
"Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud
o caminar junto a Reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente laborTuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!".
Pero también es el mismo Rudyard Kipling excesivamente nacionalista,
atormentado por la úlcera gástrica y la pérdida física de dos de sus
tres hijos (uno de ellos, el único varón, en el campo de batalla). Un
Rudyard que apenas a los 21 años ya probaba las mieles del éxito (con
sueños y pesadillas incluidos).
A veces las circunstancias que rodean a un gran escritor son
secretamente dolorosas, porque leyendo sus cuentos infantiles uno
pudiera imaginarlo de otra forma. Sin embargo, esa historia podemos
guardarla para más tarde, cuando las preguntas de nuestros chamos
cambien de tono. Por ahora, sigamos contando cuentos de ballenas y
camellos y leopardos y rinocerontes.
@GipsyGastello
ggastello@gmail.com
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