Publicado en Ciudad CCS
Aunque no haya sido su intención inicial, el Libro de las poéticas de
nuestro gigante Juan Calzadilla se dibuja como un plan de vuelo para
quienes quieren militar con el poder de la palabra. El Fondo Editorial
Fundarte reedita este libro breve y maravilloso que juega a ser
rompecabezas, camino de migajas sin destino certero, que nos lleva a las
entrañas de uno de nuestros más grandes poetas.
Un conjunto de extractos y anotaciones de Juan Calzadilla nos lleva
por los recovecos de la palabra en su más puro estado, una sumatoria de
imágenes que nos explican lo inexplicable: de dónde viene la poesía. Él
mismo lo dice en su primera página:
“Con la poética me propongo buscar la manera de insertar el pensamiento sobre poesía en el proceso de escribir el poema, lo cual no presupone entenderme con la definición ni la explicación del poema, como tampoco abordarlo con los instrumentos del saber retórico o de la razón teórica, en procura de una verdad que, tratándose de la poesía, no puede encontrarse fuera del lenguaje en que ésta se escribe”.
Nos advierte Calzadilla:
“Ya sabemos que la poesía nunca ha podido, por suerte, encontrar una definición entera, cabal y precisa. Si así fuera, inmediatamente desaparecería el interés por ella”.
Sin embargo,
en esa búsqueda estéril de explicaciones nos encontramos con el aliento
necesario para practicarla:
"Escríbelo. Escríbelo de todos modos. Escríbelo como si finalmente nada hubiera por decir.
Escríbelo. Escríbelo aunque sólo fuera para demostrar que lo que tenías que decir no ha elegido en ti al instrumento para decirlo".
Más que libro, es un privilegio hecho libro. En nuestras manos
tenemos confesiones transparentes de su autor, intelectual de influencia
indiscutible en estos tiempos de construcciones colectivas. Confesiones
como esta nos atrapan:
“Yo tengo en la prosa, en el hecho de adobar la prosa, una tentación estética. Procuro verme en ella como en un poema. Y créanme que a veces logro verme. Imperfectamente, claro, pero de cuerpo entero”.
“Cuando estoy frente a la página en blanco prefiero callarme. Me
limito a esperar que la inspiración intervenga para que empiece ya a
sacar como de un saco, imagen tras imagen, las palabras”, nos cuenta
Calzadilla. Eso sí, nos alerta:
“Pero hay un inconveniente. Y es que cuando afinco la punta del lápiz las palabras permanecen renuentes y en estado larvario, sin atreverse a levantar vuelo desde esta mano que, en vez de dictarlas, las estrangula”.
Sin embargo, a pesar de ese ataque de rebeldía, debemos sincerarnos
con nosotros mismos y con el mundo que creemos conocer:
“El poeta no puede sino desear que sea la realidad la que se sincere, manifestándose como tal, de modo que pueda hacerse evidente en el poema. Pero entonces la realidad se calla”.
Y en medio del silencio de la realidad agazapada y de la amenaza de la
página en blanco, de las palabras estranguladas, tenemos el Libro de las
poéticas como una especie de brújula. Porque mientras exista la poesía
tendremos la esperanza de un mundo nuevo, el de la construcción amorosa.
@GipsyGastello
ggastello@gmail.com
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