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miércoles, 17 de junio de 2015

GUSTAVO PEREIRA PARA NIÑAS Y NIÑOS

Publicado en Ciudad CCS



Un margariteño único e irrepetible. Poeta del mundo, de los años, de la vida. Autor de nuestro preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sí, hablo de Gustavo Pereira. Ese gigante que hace de la palabra esperanza y puñal. Herramienta y consuelo. Ventana abierta y conciencia despierta.

Por los caminos verdes me enteré que él era el cuarto escritor de la colección tan bonita que hizo Laura Antillano, sobre la poesía para niños y niñas como parte de la Campaña Nacional de Promoción de la Lectura. Lo busqué entonces, porque Gustavo es de mis favoritos. Con sus Somaris y sus escritos de salvaje, este margariteño, viajero de carretera, humilde y cercano, me cambió la vida.

Y de tanto buscarlo entre las librerías, fue en la Filven 2015, que comenzó el pasado 12 de marzo en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño, donde lo conseguí. En aquel inmenso stand repleto de libros editados por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, finalmente lo alcancé. Y de ñapa, en carne y hueso, a la mismísima Laura Antillano, responsable de tan hermosa tarea. Pude hablarle de mi admiración junto a una de las cajas registradoras. Y pude sentir que esa pequeña y hermosa Laura recibió mi felicitación con el mismo cariño que recibe Gustavo el reconocimiento de la gente común que se cruza con él en la calle.

Bien, ahora padres y madres podrán llevar a casa una pequeña muestra de la palabra infinita de Gustavo Pereira. Él podrá decirle a sus hijos e hijas:

“El pan partido sobre la mesa de mi casa
Los restos de comida en el mantel las ollas y todo
aquello
Y mis hermanos reunidos y la tropa entera masticando
Y el sonido de la lluvia en las tejas y después las largas
noches
con la lámpara Coleman colgando de la viga
Y las salamanquejas que aterraban a mi madre y el paso
secreto en el patio
Y los pequeños lagos en el barro donde echaba mis naves
blancas y largas de papel de cuaderno”.

Sí, ese Gustavo niño de Los cuatro horizontes del cielo, ese mismo Gustavo sabio y vivo de nuestras tantas luchas. Nuestro Gustavo consecuente y despierto, militancia y ejemplo, palabra viva. Ese mismo Gustavo estará ahora en el imaginario de nuestros pequeños y pequeñas, que es lo mismo que decir: nuestro futuro. Un Gustavo, además, militante con acción y pensamiento. Ejemplo de lo que deberían ser nuestros intelectuales, aceptar la invitación que hiciera Julio Cortázar desde la lucha nicaragüense frente al asedio yanqui: Militar desde el arte, sin cercenar al arte en sí. Y es así como Gustavo Pereira sigue produciendo sin descanso alguno. Su capacidad creativa es inagotable. Y ahora que puede llegar a los niños y niñas parar abrirles con su verbo una ventana infinita, nuestro gigante Pereira da un paso adelante para seguir sembrando en nuestros corazones ese orgullo patrio que despierta ante su poder de la palabra.
 
¡Que viva la poesía como la mejor trinchera!

@GipsyGastello
ggastello@gmail.com

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