Publicado en Desde La Plaza
Aquí les dejo una gran verdad, inocultable e irrefutable: En algún rincón de nuestro caótico planeta, hay un libro esperando por nosotros.
Ese libro perfecto que ha de cambiarnos la vida. Ese libro indicado
para despertar nuestra chispa lectora, para dejarnos pensando, para
interpelarnos hacia la reflexión tan necesaria que siempre, siempre,
siempre dejamos de lado por las urgencias.
Cuando el ser humano, esa especie tan contrariada y contradictoria,
pasa por el transe de la adolescencia a la temprana adultez, un
espíritu de rebeldía se apodera genéticamente de su cuerpo y mente. Una
necesidad irresoluta de llevarle la contraria a todo y a todos es más
fuerte que la razón. Y en medio de esa lucha, su negativa al placentero
hábito de la lectura por decisión propia.
En mi salón de clase, uno de los estudiantes colocó en un examen: “Los adultos nos imponen los libros que debemos leer,
libros de 500 páginas”. Es cierto, aceptemos la autocrítica, aunque no
todos los libros que se consideran imprescindibles para la lectura en
bachillerato y la universidad son de 500 páginas. También decía: “Tal vez si nos dejaran elegir libremente lo que queremos leer”.
Es una buena práctica, lo válido es el acto de la lectura en sí mismo,
pero no desconozcamos el hecho de que hay lecturas imprescindibles que
por cuenta propia nunca encontrarían, el secreto está en nuestra
capacidad de seducción para que esas lecturas imprescindibles se hagan
libres de traumas psicológicos.
Ese estudiante me dejó pensando seriamente. ¿Cómo encender la chispa lectora en libertad, pero sabiendo trascender a la lectura inicial de sagas fantasiosas, fanpics
y libros de autoayuda, que son, científicamente comprobado, los géneros
más populares en nuestra juventud? Entonces recordé esa especie de
mantra que practico a diario: En algún rincón de nuestro caótico
planeta, hay un libro esperando por nosotros. Y como por arte de magia,
porque la lectura placentera siempre será un gran misterio, mis ojos se
posaron en Wilfredo Machado.
Wilfredo Machado (Barquisimeto, 1956) tiene un poder muy atinado para
decir las cosas. Es preciso, muy preciso, sin aspavientos innecesarios y
sin miedo a llamar a las decepciones rutinarias por su nombre. Protesta
mucho, pero con un sentido del humor bastante oscuro que resulta un
arma muy peligrosa, porque siempre logra arrancarnos una sonrisa que
celebre su osadía. No todos tienen la valentía de Wilfredo para hacerse
de la brutal transparencia.
Machado es un reconocido escritor con muchos, muchos premios en su
haber: Concurso de Cuentos de El Nacional (1986), Premio Municipal de
Literatura del Distrito Federal (1995), Premio de la Fundación para la
Cultura Urbana (2003), Premio del Ministerio del Poder Popular para la
Cultura mención Literatura (2009). Seguramente poco le importe a
Wilfredo este dato tan preciso, pero existen quienes comen con los ojos,
es decir, quienes piensan que la gente es importante cuando gana muchos
premios. También ha publicado un montón de libros: Contracuerpo (1988), Libro de los animales (1994, 2003), Poética del humo (2003), Diario de la gentepájaro (2008), Corazones sombríos y otras historias bizarras (2014) y el cuento gráfico La noche de Prometeo (2015).
En Corazones sombríos y otras historias bizarras,
puedo garantizar, suponer, sospechar, que muchos adolescentes
encontrarán una puerta abierta. Esta es una lectura de culto. Conocí el
libro por una estudiante que no llega a la mayoría de edad, ávida
lectora, militante de Edgar Allan Poe y ahora atrapada por Machado.
Comentamos La noche de Prometeo y llevó a clases Corazones sombríos y otras historias bizarras.
Leyó de ahí un par de cosas y me buscaba para hacerme leer algunos
breves relatos que la habían marcado gratamente. Con el afán de esta
estudiante, comencé a buscar ese libro tan mencionado. Además, ya me
había enganchado con Wilfredo gracias a Diario de la gentepájaro, y me había enamorado otra vez con La noche de Prometeo.
Entre librerías y librerías, Machado resultaba agotado. Totalmente agotado. Ya luego de haber tirado la toalla, descubrí Corazones sombríos y otras historias bizarras
en mi biblioteca. Resulta que lo había comprado meses atrás y estaba en
mi lista de espera. Confieso que fue un instante de felicidad muy
similar, supongo, al de quien se gana el premio gordo de la lotería. Le
conté a la estudiante lo que había ocurrido y ambas sacamos un chiste de
eso. Ya Wilfredo Machado era parte de la familia.
En Corazones sombríos y otras historias bizarras,
Wilfredo nos contagia con su arrebato. Rehace la historia de la Bella y
la Bestia haciéndola más real en estos tiempos caóticos, a Paulo Coelho
lo llama por su nombre (es decir, Pablo Conejo), le da el beso de los
buenos días a su mujer dentro del estómago de una anaconda, nos habla de
un coleccionista de cuervos (innegable tributo a Poe), se va contra la
academia con una historia de escritores ciegos que esperan por un barco
que los lleve al altar de la fama, mezcla sin pudor el cuento corto con
la narrativa y la poesía, termina burlándose de todo, haciendo en
definitiva lo que todos queremos hacer y no nos atrevemos: decir lo que
se le antoje, y decirlo bien.
En Olimpiada, nos cuenta Wilfredo:
“Para esta rápida y corta carrera que es la existencia humana me preparo como un atleta del hambre y el insomnio. Corro por las calles entre el humo y el tráfico de una ciudad desconocida. Flexiono mis piernas como una cebra africana seguida de cerca por los leones. Salto sobre mis huesos olvidados y nado en los ríos malolientes y oleosos que deja la lluvia sobre la calzada. Sé, que sólo competiré contra mí mismo. Sin embargo, ¿por qué siempre la extraña sensación de que, haga lo que haga, voy a perder?”
En estas breves líneas Machado logra plasmar el sentimiento de esa
enmarañada especie humana que cruza el umbral de la adolescencia hacia
la adultez temprana, esa sensación de la batalla perdida es un
sentimiento que siempre los acompaña, digamos que por cuestiones
genéticas. Entonces, este libro de Wilfredo sirve como dulce y cruel
desahogo. Nada más placentero para los incomprendidos que saberse
vistos, escuchados y entendidos por alguien. Ese aroma a solidaridad
todo lo cubre y sana.
Desde el pasado jueves y hasta el próximo 2 agosto estará la 6ª Feria
del Libro de Caracas en el Parque Los Caobos. A quienes tienen hijos o
hijas, hermanos, sobrinos, nietos, familiares en este transe
generacional que implica la alergia hacia la lectura, aprovechen la
ocasión para buscar Corazones sombríos y otras historias bizarras
de Wilfredo Machado. Si no están en la capital, busquen su Librería del
Sur más cercana porque tal vez corran con la suerte de conseguirlo.
Monte Ávila Editores Latinoamericana fue la responsable de publicarlo,
en su serie Continentes.
Es, como quien dice, un tiro al piso. Ya lo verán.
@GipsyGastello
ggastello@gmail.com
Ya lo quiero leerrrr...de lo que me estoy perdiendo!
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