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viernes, 31 de julio de 2015

CINCO AÑOS SIN SARAMAGO

Publicado en Contrapunto



Uno de los escritores que más han influenciado mi manera de ver y hacer el mundo es José Saramago. Esta es una frase sin dobleces. A Saramago lo descubrí en plena adolescencia, momento en el que los grandes personajes, las grandes historias y los grandes gestos nos marcan de por vida. Leí El evangelio según Jesucristo a los 15 y Ensayo sobre la ceguera a los 18. Lo adopté de inmediato a mi lista de maestros, esos escritores que me susurran al oído cuando me siento frente a la pantalla.

Luego de mucho leerlo y de sumergirme en su poesía, yo ya contaba con unos veintitantos al encontrar un grueso libro titulado Poesía completa, lo descubrí más allá de su narrativa. Lo encontré como pensador, como político, como militante de las causas justas, como cronista de su tiempo que son nuestros tiempos. Una puerta se abrió y más allá de ella, estaba un Saramago único e irrepetible, lúcido y atinado como casi ningún otro intelectual de su época.

Me vi, entonces, representada e interpretada por él. Comencé a mirar y hacer el mundo desde sus ojos nostálgicos, claros pero pesimistas, severos con la humanidad y conscientes de la sed autodestructiva de nuestra especie.

Porque fue él, José Saramago, quien dijo: "No nos importa vivir en la basura, porque salimos a la calle perfumados". El gran denunciante de las catastróficas consecuencias de la sociedad de consumo, alertó: "Las industrias culturales de nuestro tiempo, servidas por máquinas de promoción y propaganda apuntadas a tácticas y estrategias de prominencia ideológica que de alguna manera convierten en obsoleto el recurso a las acciones directas, vienen reduciendo a los países menores a un mero papel de figurantes, induciéndolos a un primer grado de invisibilidad, de inexistencia".

En otro momento, Saramago pudo desnudarnos como salvajes civilizados, porque a propósito del Ensayo sobre la ceguera, nos lanzó una gran verdad: "Lo que llamamos todo el mundo es el estado de la desgraciada humanidad que somos, inevitablemente compuesta por viejos que fueron jóvenes, de jóvenes que han de ser viejos, de otros que ya no son jóvenes y todavía no son viejos (...). ¿Qué es la razón para nosotros? Ante una situación determinada todos nos comportamos de un modo irracional. Esta es la idea: las personas están ciegas".

Como estamos en una época en la que la ceguera dejó de ser una opción, y a propósito de fechas conmemorativas que le dan un aire a la vigencia de los legados, acudamos a José Saramago, que aunque tenga cinco años de haber alzado vuelo, aún tiene mucho qué decirnos.

Así que les recomiendo este libro: Saramago, una mirada triste y lúcida, de Andrés Sorel. Es, sin duda, un mapa que nos toma de la mano para recorrer a este gran Premio Nobel de Literatura de principio a fin.

@GipsyGastello
ggastello@gmail.com

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